Sus ojos ardientes
miraron mi pena
y entre mi condena
bebí su aguardiente
De su boca amada
surgió el primer beso
quedé yo allí preso
de mi enamorada
En la cruel batalla
de brazos perdidos
perdí mis sentidos
pero di la talla
Muy de madrugada
desperté soñando
que la estaba amando
y acabé llorando