EL MENDIGO (A BENJAMÍN)

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Edith
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EL MENDIGO (A BENJAMÍN)

Mensaje por Edith » Sab Jun 21, 2008 07:18

   
 


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EL MENDIGO (A BENJAMIN)

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Un día, caminando sin rumbo, solamente por el deseo de contemplar la majestuosidad del mar, sentir el fresco de la brisa en mi piel en mi rostro y gozar de la belleza del ocaso, me encontré con un mendigo, caminaba por el malecón de mi precioso puerto, ahí, sobre las rocas, sentado, me llamó la atención su rostro curtido por el sol que denotaba una tristeza infinita, aún cuando la ciudad es un poco grande, es normal conocernos casi todos, pero a ese ser tan solitario, desarrapado y triste no le había visto nunca, quizás me llamó la atención su tristeza, bajé los escalones y me acerqué sin pensar siquiera en algún peligro ante un desconocido.

Me acerqué a su lado, fingí contemplar el ir y venir de las suaves olas caminé por la arena sin alejarme de él... cosa rara... él parecía no verme, seguía solo sumido en sus pensamientos que creo eran tan tristes como su semblante.

No pudiendo resistir más, me acerqué y me senté a su lado, sobre esa roca, y tontamente le pregunté de donde era, él pareció despertar de su letargo triste, me miró, asomó a sus labios una mueca queriendo ser sonrisa y me di cuenta que se desdibujaba su rostro, más que sonrisa era una mueca burda que sobresalía de entre la barba espesa y sucia... Dios, sí que era un ser raro y tan desaliñado, pero algo me impulsaba a charlar con él.
Le pregunté del porqué de su tristeza, porqué estaba ahì sentado contemplando el mar.
Me dijo -¿Sabe? yo vengo del fondo del mar, de lo profundo, mi vida ha sido rica en emociones, viví en un mundo lleno de alegrías-
Le pregunté de donde era, porqué había llegado a ese lugar, y con ese dejo de tristeza, esa pausada forma de arrastrar las palabras y ese acento un poco extraño me respondió - A ningún lado pertenezco, soy un paria del destino, mi mala suerte me ha traido de puerto en puerto, no sé a donde voy, ni de donde vengo... solo vago por donde me bote el viento, sigo el aroma a sal de la brisa marina y me gusta contemplar cómo se mezcla el horizonte con el sol-
Yo sólo le contemplaba, admirando sus palabras no propias de un vagabundo. Después de un largo silencio que no quería interrumpir me dijo señalando con sus dedos sucios hacia el mar - mira lo bello de los matices que va tomando el universo... escucha el chasquido del mar al hacer contacto el sol con las aguas... shhhh... - embelesada le escuchaba, ya la claridad del día poco a poco iba desapareciendo, las personas sobre la banqueta pasaban en largas caminatas como todas las tardes y me miraban extrañadas, yo ahí continuaba expectante, esperando sus palabras, bebiendolas, sólo quería escucharle hablar, no sabía el porqué.
De pronto me volvió la cordura, él seguía silencioso, vi aparecer la primera estrella... me levanté despacio, le dije - tengo que irme - entonces tomando mi mano me dijo - gracias, gracias por acercarte a mi, algún día si volvemos a encontrarnos te contaré la historia de mi vida - Ya de vuelta en la banqueta volví mi rostro y con la mirada le busqué, él me miró, se levantó lentamente y se acercó a mi, caminaba a mi lado, arrastraba los pies como no queriendo levantarlos del suelo, bajé la intensidad de mis pasos y asì continué callados los dos, rompiendo el silencio me dijo que habían en el mundo seres míseros, personas malas, la envidia y la cobardía, que un día él se había embarcado en busca del amor, al otro lado del mar- me dijo - me esperaba una mujer buena, a quien le había prometido casarme con ella, pero quiso la mala suerte que un vendabal azotara la embarcación y me perdí en el mar, mis compañeros murieron, yo aferrado a una tabla del barco quedé a la deriva por largo tiempo, fui rescatado por un barco naval que no podía regresar hasta terminar su travesía, fueron seis meses encerrado en ese barco sin poder avisar a nadie, sin saber quién era y de donde venía... quiso la suerte que al final del viaje mi mente poco a poco fuera tornándose clara, recordé a mi madre, a mis hermanos, a la mujer que lo era todo en mi vida... esa mujer buena.. - se endureció su rostro al recuerdo de su vida - yo callaba, le miraba y continuaba caminando al paso de él...cosa rara en verdad, muy rara el verme ahí platicando con un extraño.

- Cuando llegué a casa, me di cuenta que ya no tenía nada, mi madre habìa fallecido por la tristeza de saberme perdido en el mar, mis hermanos víctimas de la ambición me habían despojado de todo lo que tenía y la mujer buena... jajaja ésa.. se cansó de esperarme seis meses y la encontré en brazos de otro con el vientre apenas vislumbrando un embarazo... ¡ Sólo seis meses Dios mío !, ¡ Seis meses le bastaron para olvidar nuestro amor !

Desde entonces he vagado, comiendo de las sobras de otros, a la deriva como en altamar, durmiendo en las aceras o bajo el resquicio de algún lugar, nada tengo y la gente me mira con asco, me corren, se burlan de mí, me botan una y otra vez y si alguna vez he pedido trabajo, con este porte mío se rìen y me echan del lugar-
Me dió tanta tristeza, recordé a Jesús cuando caminaba por las calles predicando el amor, su enseñanza y su fé, le dije, ven a casa y te invitaré un buen caldo de pollo para darte ánimos y si quieres bañarte mis hermanos pueden darte algo de vestir, pero no sigas por ese camino, no te dañes y trata de vivir en armonía contigo mismo, olvida a esa mala mujer, algún día encontrarás una que realmente te ame, dale gracias a Dios por haberla quitado de tu camino... ¿ Tu madre ? Ella está a tu lado vigilando tus pasos.
Le llevé a casa de mi hermano, éste le dio techo, abrigo, un lugar en su pequeña embarcación y hoy vive en una pequeña casita de huano, con paredes de madera, la barba sigue igual, pero su cuerpo ahora luce limpio, hermoso, he escuchado decir que ya tiene novia.. ¿ Se preguntarán la edad de Benjamín ? Si, solo cuenta con 28 años, su cuerpo ha tomado forma, es sano, trabajador y también es para mi como un hermano más.

Les platico la historia porque siento que no todas las personas sucias y mendigas que encontremos a nuestro paso sean malas... es solamente que han sido golpeadas por la vida y llevan a cuestas un sin fin de sufrimientos que los hace duros de sentimientos y si alguna vez se portan agresivos es porque la misma sociedad les hace ser así al verse repudiados pudiendo en cambio darles la mano y ayudarles un poco a ser ellos mismos.

Todavía recordamos aquélla tarde cuando caminando por el malecón de mi puerto me encontré con un mendigo.. triste, solitario y que con la mirada llena de melancolía contemplaba el mar....



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Edith


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Rousse
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Re: EL MENDIGO (A BENJAMÍN)

Mensaje por Rousse » Lun Jun 23, 2008 00:23

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Hola.
Bella historia,con sabor a dulce y amargo momentos.
Historias que son verdaderas y que llevan penas o alegrías
Es muy fuerte,a veces la vida.
abrazos poeta.
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