A las 8 de la mañana, ya con un sol de justicia, sali con la intención de encontrar "La fuente la escoba", yo había escuchado hablar de ella, pero en realidad, nadie de los que pregunté, supo decirme a ciencia cierta en que punto se encontraba, la referencia que tenía era que se encontraba oculta detrás de unos zarzales en la vaguada del cerro, cerca de Peñafiel. Un poco antes de perder la cobertura, en el móvil me marcaba 34 grados de nada, el día acababa de empezar.
La información de la que disponía, era que dicha fuente estaba dentro de una finca a la se le llamaba La escoba, una finca mas o menos montañosa en la que no existe nada, ni siquiera un triste camino, por lo que había que ir en algunas ocasiones campo a través, dirección siempre al Castillo de Peñafiel, cuando por fin divisé este castillo, o lo que de él queda en pie, solo se trataba de encontrar la fuente...
Creo que recorrí todas las zarzas del monte, pero dos horas después, ya un poco cansados y rozando los 40 grados la encontré. Aunque el acceso era francamente difícil, con la ayuda de mi palo, me abrí camino entre el matorral y allí estaba semienterrada en la maleza. La fuente de la escoba.
Debajo de unas encinas
que paré a descansar
un millón de hormigas
me empezaron a picar
me fui a la de enfrente
que buen ramaje tenía
una sombra excelente
y una "bicha" escondía
cuando este sol calienta
has de tener mil ojos
lagartos, culebras, alacranes
y todo tipo de insectos
el palo, no es lagartero
pero me da tranquilidad
parece mas esparraguero
pero, esto, al bicho le da igual
La información de la que disponía, era que dicha fuente estaba dentro de una finca a la se le llamaba La escoba, una finca mas o menos montañosa en la que no existe nada, ni siquiera un triste camino, por lo que había que ir en algunas ocasiones campo a través, dirección siempre al Castillo de Peñafiel, cuando por fin divisé este castillo, o lo que de él queda en pie, solo se trataba de encontrar la fuente...
Creo que recorrí todas las zarzas del monte, pero dos horas después, ya un poco cansados y rozando los 40 grados la encontré. Aunque el acceso era francamente difícil, con la ayuda de mi palo, me abrí camino entre el matorral y allí estaba semienterrada en la maleza. La fuente de la escoba.
Debajo de unas encinas
que paré a descansar
un millón de hormigas
me empezaron a picar
me fui a la de enfrente
que buen ramaje tenía
una sombra excelente
y una "bicha" escondía
cuando este sol calienta
has de tener mil ojos
lagartos, culebras, alacranes
y todo tipo de insectos
el palo, no es lagartero
pero me da tranquilidad
parece mas esparraguero
pero, esto, al bicho le da igual