Cincuenta cartas al amor perdido. Cartas 1 y 2

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Febarsal
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Cincuenta cartas al amor perdido. Cartas 1 y 2

Mensaje por Febarsal » Lun Abr 27, 2015 15:15

Nota del autor

Estas cartas fueron escritas hace la friolera de cuarenta y siete años, y nunca llegaron a su destino porque no tuve la valentía de recuperar a la mujer que aún a pesar del tiempo transcurrido, seguía vigente en mi corazón.
Quedé inerte, paralítico de emociones durante mucho tiempo, pero tuve la gracia de hallar una estabilidad económica que me dio la fuerza necesaria para cambiar el rumbo de mis inquietudes, ya que conseguí en poco más de un año sin su presencia, lo que no fui capaz de encontrar con su esencia.
Mil veces estuve tentado de llamar otra vez a su corazón, y ofrecerle mi mundo real, no aquel artificial que mantuve durante el noviazgo; porque mi actividad profesional iba viento en popa, hasta el punto... ¡Que bromas gasta la vida..! Aquel pisito del barrio de San Ignacio de Loyola que otrora me fue imposible acceder, ahora lo conseguía, y cuando me dieron las llaves, todavía soltero, no pude evitar esbozar una sonrisa irónica y derramar una lágrima de nostalgia.
Digo hoy, año del 2015, curado de la añoranza y de la melancolía, que, María Lourdes fue para mí cómo un sueño, una quimera, una utopía, la mujer que concedió a mi alma tal cúmulo de sensaciones extracorpóreas, que quien lea estas impresiones mías quizás sonría, y no comprenda que haya podido existir un ente capaz de vivir en esos estadios tan catatónicos.
Había que trasladarse a aquella época para entender a un joven lleno de inquietudes exentas de materialismo, en donde creía que el amor era lo más imprescindible para caminar por la vida.
Simplemente deseo, que, los descendientes de María Lourdes si leen esta libro, comprobarán que fue una dama, una mujer que supo inspirar el amor más hermoso, que jamás haya contado nadie todavía.
Fueron cincuenta cartas las que escribí en la soledad de los hoteles donde pernoctaba debido a los viajes que mi actividad comercial me requería. Cincuenta cartas que algunas se han perdido, y las que quedan están sus letras emborronadas por las lágrimas derramadas al escribirlas. Que han dormitado en las simas de mis esencias, y mi deseo es que Ella, hoy libre, y que a nadie ofendan; las lea para si le sirve de consuelo, compruebe que todavía es capaz de remover el espacio y el tiempo.
Quiero reproducirlas todas en este libro, pensado y escrito solo para Ella. Que quede constancia de aquel amor tan hermoso, que si quedó cómo una rosa sin rosal. no quedó marchito, y que sigue perenne todavíaMuchas gracias.
Nota: el lector se dará cuenta que las cartas que va a leer en este libro, no es la transcripción literal de aquellas; ya que no las conservo en su totalidad; pero si aseguro, que el alma y el corazón que se advierte en ellas, es el mismo.
Durante más de un año, no pude superar la pérdida de lo que más quería: Lourdes; y me consolaba escribiendo estas cartas domingo a domingo como si de un rito se tratara; hasta que poco a poco fue saliendo de mi ser gracias a que conocí el día de la Virgen de la Paloma del 1966 a la mujer que le desplazó de mi corazón. Pero "la cicatriz" quedó, y aunque estuvo a punto de abrirse como contaré más adelante, no se abrió. Y hoy a comienzos del año dos mil quince gracias al milagro de la Cibernética nos hemos vuelto a encontrar, ya abuelos los dos, escribo estos recuerdos como homenaje al primer amor, y para dejar constancia de que fue una de las vivencias más hermosas que me han sucedido en la vida.

Primera carta

Murcia, diez y siete de Enero de 1965. Domingo.

Inolvidable Lourdes: Sé que este año no podré ser yo el que te de el beso de felicitación por tu onomástica, el once de Diciembre; pero te juro que me he acordado, y aunque con una terrible nostalgia y con más de un mes de retraso, te doy el beso con el mismo amor que te lo daba antes.
Hace seis meses que me dijiste aquel: "he dejado de quererte" en el rellano del portal de tu casa, portal que nunca tuve la dicha de traspasar. ¡Dichoso el hombre que hoy te pueda besar!
Seis meses de dolor, pues si tanto te quise en el albor de nuestras esperanzas, hoy te amo más en el ocaso de aquel amor que se quedó en la nada, y se marchó por el sumidero de las desdichas.
No puedo pasar un día sin recordarte, fue nuestro amor tan honesto, que a veces pienso si no fue el pudor lo que nos separó; pues la carne es débil, y si yo te respeté y no quise mancillar tu cuerpo con acciones deshonestas, fue para que no hubieran dejado mácula y mancha en tu "corazón de novicia". No quise ni supe ser ese don Juan que enamorada su cándida paloma, aprovecha la oportunidad para robar su más preciada intimidad. Yo quería ser para ti, ese galán que sólo deseaba llegar al fondo de tus sensibilidades de mujer por las vías que marca el espíritu y la esencia del más puro amor.
Sé que los dos deseábamos "beber" los licores que se desprenden de las debilidades de los amantes ante el furor de sus deseos; pero los dos supimos reprimir esos apetititos frenando "al Demonio" que incita a las almas que no puede llevar a su Infierno.
Esta mañana he asistido a misa en la Catedral de Murcia, preciosa ciudad de un encanto especial por su clima. Salí de Madrid el lunes con un frío que pelaba, y aquí estoy en un de las terrazas del Malecón, con una temperatura de 22 grados, tomando el aperitivo.
He rezado por los dos. ¡Bueno! más por ti que por mí, porque es tan grande mi amor, que le pido al Señor que encuentres al hombre que colme tu vida de felicidad, ya que no ha querido que sea yo el que te la conceda.
Lourdes: No vas a recibir estas cartas, cartas que conservaré en el baúl de mis recuerdos por siempre. No creo que nunca llegues a leerlas, pero yo necesito escribirlas ¿Comprendes? Porque liberan mis ansias que aunque que se perdieron en aquel día tan aciago para mí, deseo con toda mi alma, que ese día sea para ti el comienzo de un mundo nuevo, lleno de expectativas y realidades.
Estoy de comercial en una empresa de alimentación, una multinacional, y voy a recorrer casi media España, ya que he de supervisar la labor de los vendedores locales, por lo que la próxima carta que te escriba será desde Alicante.
Cuídate, y aunque mi corazón me dice que tú tampoco me has olvidado, nuestros destinos han sido irremediablemente separados, por lo que te deseo la mayor de las buenaventuras, y si me recuerdas de vez en cuando, hasta mí llegará esa evocación.
Un beso mi amor. Siempre tuyo.

Segunda carta

Alicante, 24 de Enero de 1965. Domingo.

Inolvidable Lourdes: me he marcado un objetivo, todos los domingos después de asistir a la Santa Misa, esté donde esté, mi recuerdo será para ti. ¡Bueno!, la verdad es que pienso en ti todas las horas del día y de la noche, porque en mis sueños sigo contemplando tu hermosa cabellera del color de miel que con tanta ternura atusaba con mis manos.

Cabellos del color de la miel
sedosos como el visón
hilos de oro que hoy hieren mi piel
pues de otro hombre son.

Manos que con tanta delicadeza se posaban en tus mejillas para diluir aquella lágrima furtiva que a veces derramaban tus ojos recordando al ser más querido que perdiste en la plenitud de su vida.

Lágrimas que mis labios secaban.
Lágrimas emanadas de una fuente
que con tanta pasión brotaban.
Lágrimas de un arcángel inocente.

Pero dejemos esos recuerdos y nos reconfortemos con lo bueno que nos espera, porque tú y yo Lourdes somos dos almas buenas, y el destino nos tiene reservado lo mejor. ¡Seguro que sí!
Alicante es una ciudad muy luminosa, el Sol suele vivir aquí casi todo el año. Me hallo en este momento en la Explanada, que como sabrás es el paseo del Puerto. Paseo configurado su suelo con azulejos de diversos colores y formas que le confieren un encanto especial. Tanto, que da placer pasear por "alfombra" tan atractiva.
A nivel profesional, las cosas me van cada vez mejor, pues he descubierto que tengo una especie de halo especial para las relaciones comerciales; y me conforta y me da ánimos por aquello de que: "las penas con pan son menos". Y es verdad, y ahora empiezo a comprender, que, la economía es uno de los pilares de la felicidad.
He ganado lo suficiente para comprar un piso. ¡Bueno! para dar la entrada, y no sé si comprarlo por el barrio de la Concepción, por donde tenias el chalé de verano, o por el barrio de San Ignacio de Loyola. Este barrio me trae buenos recuerdos, el otro, el de la Concepción, malos. Por lo que seguro que me decantaré por el de San Ignacio.
Lo que son las cosas; hoy te puedo ofrecer un medio de vida seguro, ya que en esta empresa estoy tan bien considerado, que me van a hacer Jefe Nacional de Ventas en unos meses, cuando se jubile el señor Lana, actual jefe. Además de estar fijo y en plantilla.
Viajo con un coche Citroen dos caballos de la empresa, y a veces creo que eres tú la que me acompaña, no el vendedor de la zona.
Nada más, mi amor. Esta carta tampoco la leerás, pero quedará guardada en mi corazón por si algún día aunque sea muy lejano, puedas comprobar lo mucho que te quiero y te añoro.
Siempre tuyo.

Scarlet2807
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Re: Cincuenta cartas al amor perdido. Cartas 1 y 2

Mensaje por Scarlet2807 » Lun Jun 01, 2015 19:56

Preciosas las cartas, llenas de un amor tan puro y luminoso.
Creo que cualquier mujer se sentiría en la gloria de haber inspirado un amor así
Te felicito de todo corazón, recibe el abrazo admirativo de una chilena, Scarlet2807

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Febarsal
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Re: Cincuenta cartas al amor perdido. Cartas 1 y 2

Mensaje por Febarsal » Mar Jun 02, 2015 09:11

Scarlet2807 escribió:Preciosas las cartas, llenas de un amor tan puro y luminoso.
Creo que cualquier mujer se sentiría en la gloria de haber inspirado un amor así
Te felicito de todo corazón, recibe el abrazo admirativo de una chilena, Scarlet2807
Gracias por leer mis cartas de amor y por tu felicitación.
Fue mi primer amor, amor que tres años duró, hasta que ella cambió el amor por la seguridad de futuro que otro hombre le dio.

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