A su manera
Quien va en un carro del año
y ve que alguien se moja, piensa para sí mismo:
¡Pobre diablo, apenas trae zapatos!
Él va escuchando la radio y se reclina contento:
¡Ah…!, cuando ya llegue a mi casa,
espero que ya no llueva,
porque esta lluvia jodida solo desluce mi carro;
lo bueno es que en cuatro meses lo vuelvo a tener del año.
Mientras que Mario se apura a cruzar la quinta calle,
en sus labios hay sonrisa al ir pensando en su amada.
No hay deudas que le incomoden, ni que a su mundo lo acaben.
Y si, la lluvia esta fría, pero su madre lo cuida,
lo acaricia en cada gota que en su rostro va dejando.
¿Quién puede ver a una madre en una lluvia de mayo,
en el frio del cruel invierno o en el calor del verano?
Mario la puede ver, Mario la puede sentir.
¿Crees… que no puede ser feliz?
Allá por la quinta avenida camina una dama altiva,
su ropa se ve que es de marca, su bolsa de Luis Vuitton.
Con sus lentes tono oscuro y su garbo glamoroso
va recogiendo miradas que ella sabe, se avecinan,
otras quizás sean de envidia, pero a ella… ¡le fascinan!
María que pasa de prisa, sin quererlo le hace brisa.
La mujer muy enojada… le reclama: ¿No se fija?
Este lugar no es mercado, es para gente en la “high”,
déjeme el paso libre, ¡ay que gente tan vulgar!
María que va en autobús medita en lo sucedido
y con sonrisa discreta se dice sin balbucear:
¡Vaya carácter que tiene, ojala y no le haga mal!
Ya caminando en la acera mira a una anciana en problemas.
―Puedo ayudarla señora, le dice con gran ternura,
―ay mi niña, le responden, ―solo súbeme a la acera.
Después de hacer unas compras, María consulta el reloj;
solo faltan diez minutos para que llegue Daniel.
Su rostro brilla de amor, y él la ama también,
no hay nada que ella envidie ni hay dudas que enfríen su fe.
Daniel se acerca en su auto…, usado pero lavado,
porque después del trabajo lo ha hecho, y se ha esmerado.
También ha comprado flores y se las da a su tesoro:
¿Tú crees que en ese momento María recuerda un desaire?
¡Claro que no!
Se cierran las cuatro esquinas, y el sol reluce en lo alto.
Si hay alguien que este mirando, verá al amor festejando;
no se compra, no se vende, ni es a cambio si se da.
¿Porque poner en las cosas la total felicidad?
¡Claro, Mario merece su auto, y sí, lo puede tener!
Quizás María no usa lujos, ni se afana por tener.
Ella busca especiales y, ¿quién no lo hace, dime, no está bien?
¡Ah, eso sí, usa ropa limpiecita, bañadita huele bien!
¿Dime, quien tiene ahora el estrés?
Si hace calor en el parque, si nieva al atardecer,
si llueve por las mañanas, ¿en qué los puede afectar?
Sí, se enferman igual que todos, y al igual pueden sanar.
Así que, agradecen lo que tienen, más procuran progresar;
¡por supuesto, no juzgues mal!
Que son “loosers” has gritado, si así piensas, no hay cuidado.
Me pregunto, ¿para qué quieren cadenas que el comercio les acerca?
Ellos prefieren estar en conexión con el aire,
con el pájaro que vuela y la amistad que se entrega,
pero sobre todo, con el amigo que llega, con el vecino que espera,
con el amor que se tienen…, aunque muchos no lo entiendan.
© Jasan
© Jasan
(Derechos Reservados)
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