El hombre volvió a mirar por enésima vez su rostro sobre el espejo empañado por el vapor del baño, y en esta última ocasión, comprendió, definitivamente, que la vida había impreso como en un libro, todas las improntas de su azarosa vida.
Allí, en ese rostro ajado, estaban impresos aquellos capítulos de las hazañas juveniles de maratónicas tertulias entre milongas en los viejos arrabales porteños; las sabáticas veladas consagradas a la delectación baconiana, tras los bastos y oros de los naipes; las riñas en los callejones con los rufianes de las otras paradas, la huída a los cabarets de moda y las comilonas de los domingos en el muelle de los pescadores con sus compinches de parrandas.
Todo estaba “allí”, hasta ese aire a sabiduría mundana del hombre que ha vivido y gozado de todos los deleites al que ha podido acceder sin aferrarse a posturas dogmáticas ni morales. Y nada es tan cierto como que la mudanza de los años más los vicisitudes que nos tocan padecer van forjando, trazo a trazo, las arrugas en nuestro rostro y cincelando- cuál un hábil artista, el mármol-, nuestras expresiones, hasta el punto tal que ningún espejo puede desdecir, aún cuánto más empañado esté, esas improntas; él nos devuelve inexorablemente la huella de nuestro trajinar.
N. d A.: No hay razón para creer que un mero objeto pueda ser la contraluz de nuestra conciencia, sin embargo “la imagen” es una inflexión necesaria.
La huella de nuestro trajinar
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- ALI AL HADED
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Re: La huella de nuestro trajinar
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La huella de nuestro trajinar
Mensaje sin leerpor ALI AL HADED » Lun Mar 12, 2018 1:47 am
El hombre volvió a mirar por enésima vez su rostro sobre el espejo empañado por el vapor del baño, y en esta última ocasión, comprendió, definitivamente, que la vida había impreso como en un libro, todas las improntas de su azarosa vida.
Allí, en ese rostro ajado, estaban impresos aquellos capítulos de las hazañas juveniles de maratónicas tertulias entre milongas en los viejos arrabales porteños; las sabáticas veladas consagradas a la delectación baconiana, tras los bastos y oros de los naipes; las riñas en los callejones con los rufianes de las otras paradas, la huída a los cabarets de moda y las comilonas de los domingos en el muelle de los pescadores con sus compinches de parrandas.
Todo estaba “allí”, hasta ese aire a sabiduría mundana del hombre que ha vivido y gozado de todos los deleites al que ha podido acceder sin aferrarse a posturas dogmáticas ni morales. Y nada es tan cierto como que la mudanza de los años más los vicisitudes que nos tocan padecer van forjando, trazo a trazo, las arrugas en nuestro rostro y cincelando- cuál un hábil artista, el mármol-, nuestras expresiones, hasta el punto tal que ningún espejo puede desdecir, aún cuánto más empañado esté, esas improntas; él nos devuelve inexorablemente la huella de nuestro trajinar.
N. d A.: No hay razón para creer que un mero objeto pueda ser la contraluz de nuestra conciencia, sin embargo “la imagen” es una inflexión necesaria.
Estimado Ali:
Hoy soy yo quien llega por aquí para saludar lo nuevo que nos trae el sentir de su inspiración, hoy con letras inspiradas en experiencias propias de su experiencia personal y que siempre respetamos, y por lo cual en mi presencia, le dejo las huellas de mi paso...
Sin mas, saluditos y que el Señor guíe su camino!
Hoy soy yo quien llega por aquí para saludar lo nuevo que nos trae el sentir de su inspiración, hoy con letras inspiradas en experiencias propias de su experiencia personal y que siempre respetamos, y por lo cual en mi presencia, le dejo las huellas de mi paso...
Sin mas, saluditos y que el Señor guíe su camino!
- ALI AL HADED
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Re: La huella de nuestro trajinar
Estimada poeta, Romantyka :
Muy agradecido por su entrada y comentario. No obstante, debo aclarar que se trata tan sólo de un relato inspirado en la observancia, que nada tiene que ver con mi experiencia de vida.
Saludos cordiales
Muy agradecido por su entrada y comentario. No obstante, debo aclarar que se trata tan sólo de un relato inspirado en la observancia, que nada tiene que ver con mi experiencia de vida.
Saludos cordiales
Re: La huella de nuestro trajinar
El tiempo va dejando sus imborrables
e inevitables huellas.
Y el espejo solo se encarga de reflejarlas.
Un placer dejar un cordial saludo, en tu inspiración.
e inevitables huellas.
Y el espejo solo se encarga de reflejarlas.
Un placer dejar un cordial saludo, en tu inspiración.