Te espero
Amor mío,
déjame aquí
con mi tristeza.
Tú te quedaste
en tu puente iluminado,
y yo me quedé
entre la sombra
y los sollozos.
Aún te amo
en el vacío
de estos días inútiles,
sin esencia.
Aún te espero.
¿Querrás volver tú
a mi alma oscurecida?
¿Querrás hablarme aún
a la hora vespertina
en el cántico del petirrojo?
Estoy esperándote Señor.
Porque esta espera es
la sublime muestra
de este amor
puesto de hinojos.
Ingrid Zetterberg
Dedicado a mi amado Jesucristo
Todos los derechos reservados
S.C. Cta. Nº 1107040430657