Este dolor que me desagrada agrada
a los que gozan de la vida ida.
El sufrimiento en este inmundo mundo
es fuerte y de duradera era.
Acá se sufre… llora… ora…
allá en sediento sin cantimplora implora
para que su vida, sujeta de un tranquilo hilo,
no caiga en el infierno eterno.
Cantimploras, muchas tenemos, hemos
también de bien usarlas, las
aguas que ellas contienen tienen
un sabor, color, olor
de olvidada tumba abierta, yerta
a ella asoma un puesto resto.
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Mariano Bequer
El Callao, 07/10/64