Nunca mas sabras de aquella caricia,
de esa que nos muerde el alma y grita,
lo bella que se refleja el alba y quita
las sombras que escondian tu sonrisa,
de rosa silvestre pura, roja, infinita.
Nunca! y que triste se torna asi el dia,
pues cada verso hoy sabe a la peor pesadilla;
ni en noche de incienso, ni en noche de semilla,
haras nido en el refugio de mi costilla,
como cuando tejias huella tras huella en mi vida.
Hoy se apaga el centellar sobre la mar y su orilla,
la gaviota se pierde, mientras la luna suspira,
asi tambien mis anhelos y el corazon que palpita,
cesaran de volar, de buscar tu piel exquisita,
cesaran por brindarte de mi pecho una caricia.
HUGO DANTE TORTORELLI